Urge frente común para detener amenazas energéticas dice el director de Casa Pueblo

(15 de febrero de 2025. Adjuntas, Puerto Rico) Un llamado urgente a la movilización para hacerle frente a una agenda gubernamental que busca encadenar al país al uso perpetuo de combustibles fósiles surgió el pasado jueves, durante la presentación de la segunda edición del libro “Democracia y energía: desafiando la economía de los combustibles fósiles por un país propio”, del Dr. Arturo Massol Deyá.

El consenso de las personas participantes en el conversatorio fue que Puerto Rico debe rechazar el establecimiento de nuevas plantas generatrices que operen con gas metano, la extensión de la quema de carbón más allá de 2027, la conexión para recibir electricidad de la República Dominicana y el gasto millonario en un sistema de almacenamiento con baterías para las plantas de Genera PR.

Esto, porque todas esas propuestas aplazan injustificadamente la meta de conversión a energías renovables, y ninguna de ellas favorece el desarrollo social y económico de quienes habitan el archipiélago.

“En este momento, todo lo que está alineado es una nueva planta de gas y un circuito de gasoductos, como si eso resolviera algún problema en este país. Ahora también nos dicen que van a hacer un cable y vamos a poner las plantas, no en Salinas, sino en la República Dominicana, bien lejos, porque nos quieren gasificar por la cocina”, pronunció Massol Deyá, director asociado de Casa Pueblo, desde el Taller Comunidad La Goyco en Santurce.

“Hablan de poner $800 millones en baterías en todas las centrales termoeléctricas de Genera Puerto Rico. Y la gente dice ‘qué bueno que va a haber baterías y va a amortiguar los apagones’. ¿Pero esas baterías son para integrar energía renovable, para movernos al futuro? La contestación es que no, es para tapar la ineptitud, la ineficiencia, la incapacidad de Genera Puerto Rico de operar y mantener las plantas que nos dijeron que iban a arreglar. Y, como fallan tan frecuentemente, también necesitan un backup y necesitan que el país se lo construya. Es una configuración totalmente bizarra”, aseveró el profesor universitario.

Massol Deyá agregó que “con la propuesta que está sobre la mesa, lo que se pretende es reformular el modelo colapsado colonial que se refleja en el sistema energético colapsado”, lo que requiere la movilización comunitaria para contrarrestar esta ofensiva gubernamental.

“En algún momento, tiene que haber otro tipo de conversación, de integración, con una agenda sencilla y puntual, como fue decirle no al gasoducto. Todo el mundo tenía diferencias, pero era no al gasoducto y se acabó”, dijo el autor.

Massol Deyá reconoció que existen diferencias de criterio entre los grupos que favorecen el uso de energía renovable, mas resaltó que esta causa es tan meritoria que la unidad de todos y todas resulta fundamental.

“Con la energía va a haber que llegar a un punto muy definido donde todos estamos de acuerdo y vamos a tener que irnos a las calles o hacer algo. Porque nosotros (en Casa Pueblo) seguiremos construyendo nuestro ejemplo, documentamos que funciona, pero la amenaza es muy grande y las implicaciones de lo que se va construyendo son muy avasalladoras. Es serio y muy dañino lo que se avecina para el país. El modelo energético que se va a reconstruir es para hacer imposible vivir en este país y que te tengas que ir”, sentenció.

Massol Deyá planteó que la solución es construir independencia energética y en su más reciente publicación resume el trabajo que ha realizado Casa Pueblo en esa dirección.

“En un país colonizado como este, la transformación energética tiene que conducirnos a nuestra primera independencia, que debe ser la independencia energética. Entre aquellos que aspiran a la estadidad, aquellos que quieren darle la espalda a la realidad colonial o quienes aspiran a la república de Puerto Rico, creo que existe un consenso horizontal de que tenemos que tener la capacidad de producir la energía nuestra para potenciar nuestras actividades productivas y para un mejor vivir en lo cotidiano, para estar mejor preparados para los desafíos de LUMA, de Genera, de los terremotos, del cambio climático y todo lo que eso implica para nuestro país”, sostuvo.

Para alcanzar la independencia energética, propuso como receta la insurrección energética que ha liderado Casa Pueblo desde Adjuntas, la cual consiste en impulsar proyectos de generación en el punto de consumo y el establecimiento de microrredes, sin contar con la asistencia ni el financiamiento del gobierno.

“Es una insurrección energética para que tengamos la capacidad de producir la energía para podernos auto determinar como lo hemos probado en Casa Pueblo, como lo hacemos en la Plaza de la Independencia Energética, como venimos construyendo poco a poco. Las libertades se construyen, y no son de 0 a 100 en nada. Se avanza y nosotros hemos ido avanzando y estableciendo un referente de que esa independencia energética es posible, que es necesaria, que está al alcance y que tenemos que luchar por lograrla”, afirmó.

Durante el conversatorio, moderado por la periodista Millie Gil, también surgieron inquietudes del público sobre la necesidad de desarrollar modelos de financiación propia que faciliten la instalación masiva de sistemas solares, como también se rechazaron las fincas solares industriales y las prácticas usureras de ciertas empresas de energía solar.

“Nosotros impulsamos energía comunitaria, impulsamos la democratización de la energía, y que el derecho a la energía no sea para quienes pueden pagar o financiar la energía solar, sino que sea para los pobres de este país”, puntualizó.

La presentación del libro estuvo a cargo de la directora ejecutiva de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) en Puerto Rico, Annette Martínez Orabona.

La abogada comentó que este “es un libro personal, es una historia necesaria que necesitamos reconocer, en la que nos necesitamos mirar”, y que también es una memoria.

“Es un libro que en un momento en el cual nos están despojando de la memoria, en el que se están cancelando libros, precisamente, de análisis crítico, en el que en nuestras propias escuelas no se quiere hablar de nuestra historia, pues es un rescate necesario. En sí mismo, creo que es un gran aporte para nuestro pueblo”, manifestó.

Añadió que el libro, publicado por Ediciones Callejón, es un plan de trabajo y establece una hoja de ruta.

“Es un libro duro porque da esperanza, pero cuando sales del libro y regresas a la realidad que estamos viviendo hoy, se siente tan pesado, se siente tan imposible. Así que yo creo que este libro es como un rescate, como un salvavidas, como una manera de regresarnos a pensar que sí es posible, que se puede soñar, no solamente con algo ideal, sino que se puede accionar ese sueño y hacerlo realidad, una cosa que es tan necesaria en un momento como este”, señaló Martínez Orabona.

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