De Este a Oeste: impulsando comunidades rurales seguras y resilientes

Representamos distritos en extremos opuestos de los Estados Unidos, uno en el norte de California y la otra Puerto Rico, tenemos una misión común de promover políticas que ayuden a crear comunidades rurales resilientes, con la capacidad y recursos de resistir desastres naturales -desde incendios forestales hasta huracanes. Como miembros del Caucus Congresional del Oeste, que une a casi 80 miembros del Congreso para enfocarse en las necesidades de los ciudadanos de áreas rurales, en nuestro compromiso resolver las trabas burocráticas a las mejoras necesarias para crear comunidades resilientes.

En septiembre, el líder republicano en la Cámara, Kevin McCarthy (CA-23), dio a conocer el Compromiso Republicano con América, basado en cuatro pilares que guiarán nuestras prioridades legislativas en los próximos dos años. Uno de estos pilares – Una Nación Segura – es vital para las comunidades rurales en nuestros distritos, en la preparación y recuperación de desastres naturales que amenazan la seguridad de los residentes y el desarrollo económico.

El norte de California ha enfrentado en los últimos años incendios forestales entre los más destructivos en la historia de nuestra nación y nuestros bosques nacionales necesitan más que nunca un mejor mantenimiento. Durante décadas, la salud de los bosques ha disminuido a medida que el manejo activo forestal ha mermado o detenido por completo, debido en gran parte a litigios interminables por parte de grupos ambientalistas y reglamentaciones gubernamentales desacertadas que han perdido contacto con las necesidades. Esto ha llevado a una acumulación de malezas, vegetación seca y árboles muertos, que son un combustible para los fuegos. Esto ha resultado en pérdidas de millones de acres de bosques, destrucción de poblados enteros, daños al hábitat de vida silvestre, cuencas hidrográficas contaminadas con cenizas tóxicas y deslizamientos de tierra, y la devastadora pérdida de vidas. La poda y extracción de madera en nuestros bosques cubiertos de maleza harían estos poblados más seguros, mejoraría la salud de los bosques y traerían empleos y desarrollo económico a las áreas rurales, y el Congreso debe aprobar legislación que agilice el proceso para realizar este trabajo.

En Puerto Rico, dos huracanes devastadores en 2017, otro en 2022, y sismos a lo largo del 2020 resultaron en destrucción y daños a hogares, escuelas y negocios dañados o destruidos; y tal como en los incendios catastróficos en el oeste de la nación, la pérdida de vidas. El huracán María causó daños severos a la red eléctrica, resultando en el apagón más grande en la historia de nuestra nación y uno de los más largos del mundo. Además, el funcionamiento de sistemas de agua se interrumpió, las telecomunicaciones colapsaron por completo y los deslizamientos de tierra y las inundaciones bloqueaban la mayoría de las carreteras. Debemos trabajar para aumentar la resiliencia, mejorar las medidas de control de inundaciones y diversificar las fuentes de energía en Puerto Rico con fuentes de energía renovable, baterías de almacenaje y conversiones de plantas a gas natural (LNG), entre otras tecnologías disponibles, mientras nos aseguramos de que no haya ningún retraso innecesario en la reconstrucción de la red.

En ambos distritos, cuando ocurren desastres, la red de energía y la infraestructura de comunicaciones a menudo fallan, lo que impide que las advertencias vitales de evacuación lleguen a las personas en peligro y retrasan la recuperación, mientras que las comunidades se ven obligadas a usar generadores para energizar sus hogares y negocios. En los cinco años posteriores a los huracanes Irma y María, el sistema energético de Puerto Rico continúa viendo interrupciones frecuentes, no obstante $11.5 billones en fondos federales para mejoras y actualizaciones a la red que gestionamos en el Congreso. En el norte de California, árboles que peligran sobre las líneas eléctricas, difíciles de remover debido a la política federal, pueden caer en cualquier momento causando chispas que originan incendios forestales catastróficos. En ambos casos, debemos eliminar los retrasos burocráticos y permitir que el trabajo que se necesita con tanta urgencia se realice de manera eficiente y con rapidez.

Una nación segura significa comunidades resilientes que mantengan a los residentes de las áreas rurales en condiciones más seguras, por lo que ambos reafirmamos nuestro compromiso de abogar por políticas que reduzcan la burocracia, aumenten la acción forestal federal activa y la reducción de combustibles peligrosos, garanticen el desarrollo eficiente de infraestructura crítica para reducir los daños por inundaciones y logren mantener redes sólidas de energía comunicaciones sólida en momentos de desastre.

 

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