Expresiones de María de Lourdes Santiago ante las nuevas normativas para programas de la UPR

El decreto con “criterios y normativas” firmado por el presidente de la UPR, que resultará en la no aceptación de nuevos estudiantes en 64 programas académicos, es otro punto cumplido en la agenda diseñada para hacer PR inhabitable para las puertorriqueñas y puertorriqueños. Se debilita la Universidad pública a la que este país le debe tanto, pero es sobre todo un proyecto para cancelar el futuro. Se sentencian a por lo menos 10 programas de preparación de maestras, entre ellos varios en áreas ya calificadas de difícil reclutamiento, como educación especial e inglés como segundo idioma, y programas emblemáticos de ciertos recintos, como Cultura Turística en Carolina y dos de Ciencias Agrícolas en Mayagüez. Pongo estos ejemplos porque sabemos que hacen falta maestras, que el turismo es área de crecimiento económico y que en un país que cosecha una ínfima parte de lo que consume necesitamos profesionales de la agricultura. ¿Entonces? No es solo, como empieza la carta de Ferrao, un asunto de “interés” de los estudiantes; es el resultado inevitable del proyecto antiuniversitario que sembraron los elementos que conocemos en distintas administraciones. Y no es cuestión de romantizar el pasado.

La UPR se pensó en un momento como una contribución al proyecto político de la Pax Popular. Fueron enormes luchas de estudiantes, facultad y no docentes las que mantuvieron vivas la autonomía universitaria (hasta donde se pudo, ya sabemos) y la idea esencial de que fuera público “nuestro primer centro docente”. Esa utilidad política desapareció.

El PPD, teniendo en su momento mayoría legislativa y gobernación, no consideró ni medidas de reforma radicadas por su propia delegación. Lo que vemos hace rato en la UPR, la intención de la muerte lenta, a mil cuchilladas, va de la mano con todo lo demás, porque en política nada es silvestre ni espontáneo. Por ahí van la Universidad, las costas (¡el paralelo entre la carta de Ferrao y la OA de DRNA!), el agua, el comercio local, el exilio económico y los mil males que alimentan a los enclaves coloniales.

Y para los que pregunten “¿y entonces, que va a hace el PIP en la legislatura?”, pues sí, colaboraremos nuevamente con el Comité Multisectorial y radicaremos la medida trabajada desde las comunidades universitarias, y nos pronunciaremos sobre el cierre de programas. Es lo que toca, y lo que se puede desde ese espacio. Pero que esté claro: este no es de esos problemas que se arreglan con una enmienda aquí y una ley allá. Para salir de todo eso que vemos, y sufrimos, lo que nos lastima como nación, se requiere una voluntad de país con poder político para la confrontación y la transformación. Menos que eso, lo seguimos perdiendo todo.

spot_imgspot_img
spot_img

Hot Topics

Related Articles