Carolina, Puerto Rico- El vestíbulo de la Centro de Recursos para el Aprendizaje, José P. Fernández Miranda, de la Universidad de Puerto Rico en Carolina se transformó en una enorme galería donde jóvenes de la escuela Petra Román Vigo de dicho municipio dejaron correr su imaginación y creatividad.
“En las aulas escolares de nuestro archipiélago puertorriqueño es que se forjan muchos de los futuros profesionales que tendrán la responsabilidad de continuar aportando al desarrollo de nuestro país. Estamos comprometidos en apoyar el arte, fomentando la curiosidad y sensibilidad en nuestros jóvenes. La integración de la academia y las oportunidades de aprendizaje que esta ofrece, son de vital importancia en la promoción de una consciencia ambiental, siempre utilizando la educación como su mejor vehículo”, indicó el Dr. José Ignacio Meza Pereira, rector de la UPR en Carolina.
Estas obras fueron creadas de piezas recicladas de computadoras, discos duros y otros materiales reusables. A su vez, estos materiales se combinaron con diversos materiales comunes como el papel, la tela, el vidrio, entre otros. Los talleres estuvieron a cargo del artista Rafael Miranda, quien a su vez es empleado de la UPR en Carolina adscrito a la Oficina de Sistemas de Información. El artista recientemente presentó exitosamente la exposición Assemblage en corredor de las artes ubicado en el segundo piso del edificio de administración del recinto carolinense de la UPR.
“La experiencia de trabajar con estudiantes de la escuela Petra Román Vigo fue más que agradable, fue motivadora. Ver la pasión con la que estos jóvenes se adentraban en el proceso creativo da muestra de todo aquello que se puede expresar a través del arte. Estos talleres sirvieron para que los estudiantes conocieran que nuestra universidad tiene mucho más que ofrecer además de sus cursos y grados académicos”, apuntó el artista Rafael Miranda.
Los talleres se realizaron en un periodo de cuatro semanas donde los participantes tuvieron la oportunidad de desmotar, desmantelar, disponer y reusar piezas de computadoras descartadas como parte del proceso de creación.
“Los estudiantes miraron el material aparentemente descartado, sin utilización alguna, desde otra perspectiva y a través de su imaginación y creatividad pudieron transformarlos en obras de arte. No tan solo se trabajó con las destrezas cognitivas ni artísticas, sino que también se concientizó sobre el impacto de los materiales desechados en el medio ambiente y la responsabilidad que tenemos con la conservación del mismo”, señaló la Dra. Mayra Encarnación, miembro del claustro de la UPR en Carolina y enlace entre la universidad y la escuela.