GUAYNABO, Puerto Rico — Luego de los huracanes Irma y María, árboles, aves endémicas y demás formas de vida silvestre perdieron sus hábitats o mermó su población en diversas áreas protegidas de Puerto Rico. A fin de promover la recuperación de las distintas estructuras que ubican en estas zonas de gran valor ecológico la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) otorgó poco más de $2.2 millones para el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) y el Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico, conocido como Para la Naturaleza.
Estos fondos federales atenderán las reparaciones de distintas estructuras en nueve espacios catalogados como reservas naturales, refugios, áreas protegidas o lugares recreativos en siete municipios. Allí albergan especies de fauna y flora local, algunos de estos endémicos o protegidos, cuerpos de agua e incluso aspectos geológicos particulares.
“La recuperación de la isla abarca aspectos de la reconstrucción de infraestructura y también incluye obras para ayudar a renovar nuestros recursos naturales. Estos son parte del patrimonio para el disfrute de las futuras generaciones”, recalcó el Coordinador Federal de Recuperación de Desastres para Puerto Rico y las Islas Vírgenes de los Estados Unidos, José Baquero Tirado.
Uno de los lugares que cuenta con una asignación de fondos es la Reserva Natural Efraín Archilla Diez de Humacao, por una cantidad de alrededor de $285,000. Aquí las áreas más afectadas fueron los muelles flotantes, pabellones, veredas acuáticas y terrestres y la pérdida de vida silvestre, flora y fauna, entre otros. La reserva, que antes de María recibía 12,000 visitantes al año, es hogar de especies endémicas como el tinglar, el carey de concha, el pelícano pardo, la boa puertorriqueña y el juey palancú. También cuenta con seis lagunas que ayudan a controlar el flujo de agua en eventos de lluvia copiosa, convirtiéndola en un importante centro de captación de agua, según datos proporcionados por el doctor Carlos Toledo Hernández, especialista ambiental de FEMA y doctor en biología.
Por otro lado, de acuerdo con el oficial de manejo de la Reserva, Luis Encarnación Santiago, este espacio es un punto principal para el turismo local e internacional y beneficia directamente a diversos negocios del poblado de Punta Santiago. “Los muelles flotantes, localizados en la Laguna Santa Teresa y en la Lagunas Palma, se usan para la pesca recreativa, observación de aves acuáticas, esparcimiento y educación. También se usan para la observación de aves y la educación de los grupos escolares que nos visitan”, explicó.
Para el DRNA, los fondos federales representan un apoyo a sus planes. Al respecto, el secretario del DRNA, licenciado Rafael Machargo Maldonado expresó que desde que asumió el puesto en marzo de 2020, esa ha sido su prioridad. “Esperamos restablecer pronto cada una de las reservas, áreas naturales y bosques bajo la jurisdicción del DRNA, para el disfrute de todos nuestros visitantes y así ayudar a fomentar el desarrollo económico de las regiones donde ubican, a través del turismo verde”, añadió.
Asimismo, Cayo Ratones se beneficiará de una obligación de poco más de $650,000, al igual que el Refugio de Vida Silvestre Iris Alameda, con alrededor de $544,000, ambos ubicados en Cabo Rojo y administrados por el DRNA. Cayo Ratones, una islita de un acre a un cuarto de milla de la costa y utilizada con fines recreativos, destinará los fondos a reparaciones al muelle para embarcaciones, pabellones techados y asadores. Por su parte, el Refugio Iris Alameda, que comprende el Bosque Estatal de Boquerón y con espacio para la pesca de aficionados y recreativa, reparará sus muelles, estaciones de pesca con energía solar y estación de observación de aves.
Otro espacio que cuenta con una partida de poco más de $700,000 es la Reserva Natural Cabezas de San Juan, uno de los principales atractivos turísticos de la isla. Bajo la administración de Para la Naturaleza, esta reserva alberga en sus predios al Faro de Fajardo, el segundo más antiguo del sistema de faros de Puerto Rico y uno de los tres cuerpos de agua de la isla —y de los pocos del mundo— donde habitan microorganismos bioluminiscentes. También en la Laguna Grande crece la hierba de tortuga que sirve como criadero de peces, un recurso importante para la economía local. Los fondos se emplearán en la reconstrucción del faro, el pabellón de visitantes y la plataforma de observación, entre otros.
De igual modo unos $17,000 se destinaron a la Reserva Natural Medio Mundo y Daguao. Esta área protegida entre Ceiba y Naguabo contiene el segundo bosque de mangle más extenso de la isla y es hábitat para 26 especies catalogadas como raras, vulnerables o en peligro de extinción, entre estas la mariquita de Puerto Rico y varias especies de tortugas. Los fondos se usarán para remplazar contenido en la instalación y parte del techo.
Al agradecer la asignación de fondos de FEMA, el director ejecutivo de la Oficina Central de Recuperación, Reconstrucción y Resiliencia de Puerto Rico, o COR3, ingeniero Manuel A. Laboy Rivera, destacó la importancia de dar curso al desarrollo de estos y otros proyectos que protegen el medioambiente. “Nuestro compromiso es continuar aunando esfuerzos con el DRNA para garantizar la ejecución de los proyectos de recuperación de las reservas naturales, refugios y zonas protegidas, entre otros”, recalcó.