A pesar de no haber sido seleccionado en dos oportunidades en el sorteo de novatos de las Grandes Ligas, el inicialista puertorriqueño Abimelec Ortiz ha logrado abrirse camino hasta convertirse en uno de los principales prospectos de los Vigilantes de Texas.
Ortiz, de 23 años y natural de Dorado, hizo su incursión al béisbol a los cuatro años por recomendación a su señora madre, con el objetivo de canalizar su energía en una disciplina que fomentara la concentración y el desarrollo físico y mental.
Desde temprana edad, Ortiz comprendió que el béisbol no era solo un pasatiempo, sino el camino que deseaba seguir de manera profesional, con la meta clara de llegar a las Grandes Ligas.
“Hice un gran sacrificio para alcanzar ese sueño. Estaba todos los días en el parque. Durante la semana practicaba hasta tarde después de la escuela y los fines de semana jugaba para el equipo Marucci. No tenía el mismo tiempo libre que mis amigos para divertirme en el barrio”, relató el jugador.
Ese compromiso lo llevó a obtener una beca en la Carlos Beltrán Baseball Academy, donde comenzó a llamar la atención de los cazatalentos. Para el 2020, Ortiz proyectaba ser seleccionado en el sorteo de novatos, sin embargo, pese al interés mostrado por organizaciones como los Azulejos de Toronto, su nombre no fue anunciado.
La reducción del sorteo a solo cinco rondas, producto de la pandemia del COVID-19, obligó al jugador del cuadro interior a continuar su desarrollo en el béisbol universitario. En Florida Southwestern College, Ortiz registró un promedio de bateo de .349 con nueve cuadrangulares, desempeño que reavivó el interés de organizaciones como Kansas City y Texas.
Aunque todo apuntaba a que en su segunda oportunidad sería seleccionado, nuevamente quedó fuera del sorteo tras completarse las 20 rondas, situación que lo llevó a reflexionar sobre su futuro en el béisbol.
“Fue difícil asimilarlo, porque era mi segunda oportunidad y no fui seleccionado. Ahí entendí lo complicado que es llegar a las Grandes Ligas, pero nunca pensé en rendirme. Al contrario, mientras más alta se hacía la barrera, más motivación encontraba para demostrar que podía lograrlo”, expresó Ortiz.
Ante ese escenario, el jugador contaba con dos alternativas: regresar a la universidad y exponerse a un nuevo sorteo o firmar como agente libre. Finalmente, decidió aceptar una oferta de $20,000 para integrarse a la organización de los Vigilantes de Texas.
“Firmé sin pensar en el dinero, sino en la oportunidad. A veces el tren pasa una sola vez y hay que montarse”, sostuvo.
Tras su firma, la organización lo asignó a la Liga de Verano Dominicana (DSL), donde inició su carrera profesional. Allí compartió con jóvenes que habían firmado contratos millonarios, experiencia que describió como retante, pero formativa.
“Era la liga más baja, pero estaba emocionado. Había muchos jugadores jóvenes con gran proyección, entre ellos (preguntar nombres). Fue una etapa complicada, pero siempre me mantuve enfocado en mi meta”, añadió.
Su desempeño le permitió ascender a Clase A media, donde comenzó a consolidarse dentro de la organización y a perfilarse como una pieza importante en el sistema de ligas menores de Texas.
Durante la temporada 2025, Ortiz registró un promedio de bateo de .257 con 25 cuadrangulares, 89 carreras empujadas y 85 anotadas, números que lo colocaron como el decimocuarto mejor prospecto de los Vigilantes de Texas y le valieron ser añadido al roster de 40 jugadores.
El inicialista también destacó el impacto de su fe en su desarrollo personal y profesional.
“Han sido muchos años de sacrificio. Dios ha sido mi pilar en este proceso. Servirle ha sido una fortaleza y estoy aquí porque Él me lo ha permitido. No me avergüenza decirlo, porque Dios y mi familia lo han sido todo para mí”, finalizó
Actualmente, Ortiz registra un promedio de bateo de .242, con tres cuadrangulares, 15 carreras empujadas y 11 anotadas con los Gigantes de Carolina de la pelota invernal, continuando su proceso de desarrollo con la mira puesta en las Grandes Ligas.
