Coalición Ecuménica e Interreligiosa de PR  ¡Gracias Papa Francisco!

La Coalición Ecuménica e Interreligiosa de Puerto Rico quiere expresarle las más sentidas condolencias a la Iglesia Católica y a toda la Cristiandad ante la partida a la Patria Celestial del Pastor del Pueblo, el Papa Francisco. Nuestro abrazo fraternal desde el ecumenismo y acompañamiento solidario a todo el pueblo católico en Puerto Rico y el mundo entero en estos momentos de tristeza que deja la partida a la eternidad del Papa Latinoamericano, Francisco.

La presencia del Papa Francisco en las expresiones públicas, mostraban su carismático amor, siempre con un mensaje de esperanza, empatía y compasión hacia los necesitados y menesterosos en los momentos de necesidad. Recordamos con profunda gratitud su acción solidaria a favor de nuestro pueblo cuando nuestra isla fue devastada por los Huracanes Irma y María en el 2017.

Fue ejemplo de una vida sencilla, humilde y con una voluntad de acción, cuando nos expresó que los pastores debemos de “oler a ovejas”, afirmando que el acompañamiento pastoral al pueblo es una labor primordial. Su ministerio comprometido con los pobres y olvidados de la tierra, la protección del medio ambiente y el cuidado de la creación, los migrantes y refugiados y el diálogo interreligioso permanecerán como un legado histórico de su acción pastoral que nos desafía a vivir con la certeza de que un mundo mejor es posible. A la vez, protegió la niñez, se hizo cercano a los jóvenes, visibilizó a los adultos mayores y luchó por abrir nuevos espacios de participación a las mujeres en la Iglesia. De igual modo propició el dialogo honesto y transparente entre sectores con visiones históricamente en conflictos. Su firmeza fue admirable al llamar a la acción a favor de la vida, en contra de las guerras, genocidios y la ausencia de sensibilidad. Mil Gracias, Papa Francisco por su desafiante valentía, devoción por la vida y amor por la justicia.

Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen; yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrancará de mi mano.” (Juan 10:27-28 – Biblia del Peregrino).

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